jeudi, août 27

VELVET



Si aquella tarde me hubiera dado cuenta antes de lo que sucedía Velvet aún seguiría conmigo, y yo seguiría pasando horas delante del espejo imitando a Lizza Minelli, porque solo velvet me transportaba a su actuación.
Recuerdo el día que lo compré. Hacía muchísimo calor. Paseaba con Dan por Barcelona y entramos a una tiendecita que hay situada en un callejón, tocando a la universidad de filosofia y geografía. Hay un probador precioso y las viejas ropas se van renovando. Tiene gracia, comprar algo que fué de alguien. Me encanta porque luego, cuando lo llevo puesto, me siento que llevo algo ajeno y pienso que esa persona podría estar allí, mirándome, desde el otro lado de la calle y pensando: anda, pero si eso es mio! nunca entendere el por qué la gente vende sus cosas. Pero si las cosas materiales son las únicas que vencen al tiempo! luchan contra las horas y permanecen siempre tal y como están. Lo que cambia es nuestra percepción de ellas! Esta bien, decía que paseaba con Dan y nos paramos allí. Y en un estante de madera antigua y carcomida, con vidrios llenos de polvo vi a Velvet. Abrí la vitrina y lo saqué de la estantería. Lo observé, me enamoré y me lo puse en la cabeza. Desde entonces me acompaña. Pagué veinte euros por él. No me ha hecho coger piojos nunca y ahora es mio. Está siempre encima del trípode y lo uso los días lluviosos ahora en verano porque hace calor, pero en invierno cuando vuelva a la universidad me lo pienso llevar conmigo a diário.

Louise

mercredi, août 26

porque todo acaba cayendo por un precipicio

Me pregunto por qué siempre que empiezo algo lo dejo a medias. ¿Es, tal vez, algo humano? ¿Es algo extraño? ¿ Nos pasa a todos? ¿ o a ninguno?

No puedo pretender el seguir nada enserio, no hago mas que empezar cosas que luego no acabo. Desisto en el intento de hacer algo constante, pues yo no soy un ser constante, soy inconstante, por naturaleza. Depende del momento me gusta hacer esto o lo otro. Y ahora no me gusta hacer nada. Voy a ver una película, aunque no se si tengo muchas ganas. Estoy en tensión. Debería hacer ejercicios de relajación y tal vez imaginar un cactus en mi ventana, para así destensar la mente y confiar un poco mas en mí misma, porque últimamente no puedo hacer nada porque me exijo demasiado.

¿Esque de verdad dan asco mis palabras? Pues yo así lo pienso. Sin engaños.